Os presento una receta de cheese-cake que no requiere horno, sólo frigorífico. Es mi cheese-cake rosa.
En vez de hacer una tarta decidí hacer varios cheese-cakes pequeños porque llevaba tiempo deseando estrenar unos moldes rectangulares de silicona que compré en "Zailand" (www.zailand.com).
La receta es bastante contundente, porque para que quede más dulce y cremosa sustituyo el azúcar por leche condensada (mmm):
(Las cantidades son a ojo y al gusto de cada uno y su paladar)
Primero la base: Con galletas maría (crakers), y mantequilla. Se tritura la galleta y le añadimos la mantequilla (que previamente debemos dejar un rato fuera de la nevera para que se vaya ablandando) y se integran aplastándolas con un tenedor. En cada molde añadimos base de galleta como hasta un cuarto o un tercio como mucho de la altura del molde. Los dejamos compactos y preparados sobre una bandeja.
Para la capa intermedia necesitamos: queso crema tipo "philadelphia", agua, un paquete de gelatina de fresa para preparar, leche condensada y esencia de vainilla. Ponemos a hervir un poco de agua (menos que la cantidad que pone en la caja de la gelatina), mezclamos la philadelphia con la leche condensada y una gota de vainilla en un bol. Cuando hierve el agua echamos los polvos de la gelatina y removemos. Una vez mezclado le añadimos un poco de agua fría para regular la temperatura y a continuación lo vamos añadiendo en varias veces a la mezcla del queso y la leche condensada. Lo mezclamos todo y lo servimos sobre la galleta.
Para la capa superior simplemente le añadí mermelada de fresa con trozos.
Para terminar se meten en la nevera al menos una hora para que se enfríe bien y ya están listos para comer.
¡Espero que os gusten!
¡Feliz fin de semana! :)
Estan super faciles de hacer gracias x la receta las preparare para el cumpleaños de mi bebe :D
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